• • • • • •

Como comenzar a relatarles mi vida? Bueno, supongo que por mis raíces, mi madre y mi padre provienen de un linaje de “loup-garou”… Que es eso?... bueno, ustedes los conocen como “hombres lobo”, “licántropos”, “lupinos”... es la raza mitad humanos, mitad lobos… aquellos que fuimos “bendecidos” o “maldecidos” con el don de la transformación, aquellos que nos transformamos en lobos… pero no aquellos de forma antropomórfica, no… lobos comunes y corrientes… solo que un poco mas… grandes.

Nosotros no estábamos en guerra con los vampiros, como otras manadas, nosotros, al menos la mayoría, no teníamos ni conocimiento sobre esta otra raza, en nuestro territorio no existían, tal vez por la enorme población de licántropos. Éramos un 70 ó 75% de la población total de Bucarest. Nosotros estábamos en guerra con los hombres.

Mi padre Mihai Dalakis era el segundo al mando de nuestra manada que siempre ha residido en Bucares, Rumania. Una manada que ha estado ahí por muchísimas generaciones, siempre liderada por la familia Vladu. Cada familia era un clan dentro de la misma manada, donde había una cabeza, mi padre era la de los Dalakis.

El jefe de la manada era el que imponía las leyes y tenia el poder de cambiarlas según los tiempos en los que estuviéramos. En ese entonces Gabriel Vladu estaba al frente de todos, eran muchas familias y la ciudad entera estaba poblada en su mayoría por los de nuestra clase. Gabriel decía que era por que permanecíamos juntos. En ese entonces yo no entendía muy bien, no me imaginaba el peligro que asechaba al ser nosotros diferentes y la importancia de guardar el secreto.

Teníamos reglas para poder permanecer en el anonimato.


Estas eran si no todas, las leyes que mas recuerdo. Vivíamos bajo estos preceptos, pero a mi padre y a mi madre no le agradaba del todo los ideales de Gabriel, mi familia no odiaba al hombre como los demás. Mi familia solo quería vivir en calma, felices, no en medio de esa guerra que Gabriel había creado. Así que tomaron una decisión. Una noche, tomó algunas cosas, a su esposa, a mis hermanas y a mi y huimos. Fuimos a Norteamérica, lejos de toda influencia de Gabriel, lejos de sus reglas y a nuestra libertad.



Y vivimos felices por un tiempo, papá consiguió trabajo, mamá se quedó en casa y mis hermanas y yo acudíamos a la escuela, papá solo impuso una sola regla… la más difícil para mi, pero la más importante para guardar el secreto y no exponernos ya que según mi padre había hombres que nos temían y nos mataban, esos a los que el llamaba “los cazadores”. La regla era “jamás transformarse”.

Traté de obedecerle, pero yo amaba ser lobo, amaba correr, la libertad de andar así, era hermoso sentirse parte del todo cuando entrabas en fase y comencé a hacerlo en secreto. En las noches cuando dormía, me escapaba a dar un paseo nocturno.

No me percaté de que una noche alguien me vio. No solo cuando corría libre por el bosque, no… me vio transformándome… sin querer yo misma guié al cazador a mi casa.

Aquella noche minutos después de que entré a mi casa lanzaron fuego a mi casa, pronto un gran incendio se expandió por todo el techo. Papá salió a hacerles frente y mamá nos escondió en el sótano. Oímos un disparo y luego más… papá murió a manos de los cazadores. Mamá nos abrazó, pero los cazadores nos encontraron, abrieron el sótano y les dispararon a mis hermanas. Mamá se les fue encima y me empujó por la puerta trasera, me dijo que huyera y eso hice. Corrí hacia el bosque oyendo los disparos que acabaron con las vidas de mi familia.

No supe como, pero Gabriel se enteró y mandó por mi. Era una loup garou y debía estar con ellos. Quedé bajo el cuidado de mi tía Astrid, la hermana gemela de mi madre, que era la pareja actual del Lider. Gabriel me dijo que eso no hubiera pasado de haberlo escuchado, que la necedad de mi padre lo llevó a la perdición, que el hombre era malo y nos odiaba y que debíamos tener mucho cuidado, solo nosotros nos cuidábamos entre nosotros. Pero ya sabía que no era cierto, que aquello había sido mi culpa, por desobedecer a mi padre.

El tiempo pasó y crecí en aquella familia “real”, al lado de mi primo Rafe, nunca nos llevamos bien, yo siempre gustaba de ser libre y tratar de ser normal y el me molestaba por ello pues creía ciegamente en la visión de su padre. Crecimos y aún así no congeniábamos, pues el se volvió ególatra Decía ser el sucesor de Gabriel y que cuando el subiera al poder me desterraría de Bucarest. Yo simplemente lo ignoraba.



Crecí y llegué a mis 16 años, la edad de la iniciación de “la cacería”…

Todas las lunas llenas la manada se reunía en el bosque cercano para llevar a cabo un ritual, era una especie de reunión tribal, donde se recordaban las raíces de cada uno de nosotros y el linaje que había que preservar y proteger. Y para reafirmar aquello se llevaba a cabo una caza real de nuestro enemigo… un hombre… un humano era nuestra presa aquella noche. Eran elegidos de entre los habitantes humanos de nuestra ciudad, aquel cuya vida fuera más deplorable. Aquella noche era un vendedor de drogas.

Llegó vendado de ojos mientras todos reverenciábamos a Gabriel como nuestro líder, yo aún no entendía bien todo, pero tía Astrid me dijo que observara y luego siguiera mis instintos.


Me dijo Gabriel al oído antes de transformarse y la ira recorrió mi cuerpo y me lancé a la carrera igual que todos. Entré en fase y seguí el aroma de la sangre, mi deseo era despedazarlo, comencé a escuchar a mis compañeros, no había voces humanas, solo instinto, nadie pensaba en otra cosa que despedazar aquella carne. No llegué primero, pero a tiempo para ver como el hombre era mutilado por mis hermanos de manada. Oí sus gritos y vi por medio del lazo como lo trituraban, como le arrancaban los miembros. Fue terrible. Escapé de ahí, regresé al punto de reunión donde el círculo de piedras y la fogata ardía. Era una pesadilla, ahora comprendía por que mi padre se había ido. Pero era mi gente y no iba a traicionarles, así que callé.

Nunca más participé en la cacería, acudía a la reunión, pero nunca me lanzaba al bosque a matar. A diferencia de los demás miembros de mi manada, jamás probé la carne humana.



La vida continuó como debía ser. Yo entré a trabajar a una tienda de chocolates, me encantaba el sabor de estos y el aroma extasiaba mis sentidos, pronto aprendí a elaborarlos y el trabajo artesanal que ello implicaba, me hice muy buena en eso y se hizo mi pasión. Me pasaba las tardes enteras haciendo chocolates. Moliendo el cacao, mezclándolo con leche cuando era necesario, aplicando manteca a algunos, calentándolo, derritiéndolo y decorándolo.

Todo marchaba bien, salvo las riñas con mi primo, era muy inestable y ya había cometido muchas faltas a la regla de la caza, el había matado a mas de una mujer a espaldas de su padre y yo bien lo sabía. Por que no lo acusaba? Por que no quería problemas, mientras se alejara de mi todo estaba bien, algo egoísta de mi parte, pero era la manera más fácil de sobrevivir bajo su yugo.

Ya me había acostumbrado a vivir en la monotonía de mi vida cuando un bello intruso llegó a mi vida. Una noche en una pequeña iglesia me encontré con un humano que dibujaba lobos. Me dio mucha curiosidad el por que y me acerqué a preguntarle. Me contó que era un novelista gráfico y que estaba reuniendo bocetos para su nueva publicación, sería acerca de las leyendas de loup garou de Bucarest. Me atrajo mucho, no podía negarlo. Estuve toda la noche conversando con el sobre historias de los de mi raza. Una gran falta a las reglas, pero no me importó. Su nombre… Aiden.



No me di cuenta de mi error hasta la siguiente vez que lo vi, cuando me llamó “chica lobo”. Se había obsesionado y yo también. Huí traté de evitarlo, de alejarlo, de hacerlo marcharse, de salvarle, no quería que le hicieran daño por mi culpa, pero el siempre hallaba el modo de encontrarme. Finalmente tras mucho luchar contra mi misma me rendí bajo su encanto y me enamoré. Pero entre los de mi raza las paredes oyen y tienen ojos. Gabriel se enteró de ello y sentenció con eliminar al humano si no se iba de inmediato. Rafe era el indicado para advertirle que se fuera, sobornarlo o intimidarlo y en el último de los casos matarlo.

En cuanto a mi…

Se estaban acabando los 7 años de tía Astrid al lado de Gabriel y esta le pedía de favor que cambiara las reglas, que el era el líder y podía hacerlo, pero este se negó a pesar de que ella le dijo que lo amaba, que debía continuar el linaje y me eligió a mi como sucesora de Astrid. Ahora era la prometida del lobo y no podía hacer nada, era ya de el.

Mientras tanto el idiota de mi primo trató de intimidar a Aiden, pero el me amaba y le dijo que no se iría, no se como se hizo una pelea y Aiden terminó asesinando a Rafe. Esto desató la guerra.



Yo necesitaba proteger a mi amado, así que traicioné a mi manada poniéndome de su lado, lo escondí, pero ellos lo encontraron, pensé que el ya estaba a salvo en América, pero la verdad era muy distinta.

Llegó la noche de la cacería y todos acudimos como siempre, yo aún marcada por la traición a mi gente, pero aún así Gabriel me perdonó, estaba decidido a que yo fuera su esposa.

Cuando por fin presentaron a la presa de esa noche me di cuenta que era Aiden, lo habían atrapado y esa noche iban a matarlo, Gabriel cobraría la sangre de su hijo y tía Astrid también.

Me tocó darle el beso de la suerte y luego fui escoltada lejos, para que no interviniera. La cacería comenzó y Aiden luchó por su vida. Yo logré escapar de mis guardianes y acudí a su ayuda, no sabía si llegaría a tiempo pero lo amaba y debía intentarlo. Para cuando lo encontré Aiden había cruzado el río y su derecho a permanecer vivo. Pero Gabriel estaba enfurecido y lo atacó aunque por honor Aiden debía ser liberado. Yo acudí en su ayuda y salté atacando a mi líder, fue una lucha bastante reñida pero al final me venció, era mas fuerte. Sin embargo se detuvo, me miró y por el lazo me llamó traidora. Nos dio la espalda y se fue.



No perdí el tiempo y tomé a Aiden, debíamos salir de la ciudad, no sabía que represalias tomaría Gabriel ante aquello. Tomamos algunas cosas de mi casa y íbamos saliendo cuando tía Astrid nos cortó el paso. Traía una pistola en mano apuntando a Aiden, quería matarlo por lo de Rafe.

Apelé a su corazón, le dije que Rafe había buscado su muerte y ella debía comprenderme, amada a Gabriel por sobre todo, como yo a Aiden y que si ella estaba perdiendo a su amado, no me arrebatara al mío. Ella entendió y nos dejó ir avisándonos que nuestras cabezas tenían precio.

Salimos con vida de Bucarest y nos escondimos en París. Pensábamos que todo estaba bien, nos hicimos de un departamento y vivíamos de las regalías de las novelas de Aiden. Este me propuso matrimonio y yo acepté. Nos casaríamos en mayo. Pero Gabriel seguía al acecho.

Una noche de abril llegó a nuestro departamento con un par de matones, iban por nuestras cabezas. Peleamos por nuestras vidas, pero a ellos ya no les importó el secreto y entraron en fase. Salimos del lugar y corrimos hacia un parque donde pude transformarme y tratar de proteger a Aiden. Logré matar a dos de ellos, pero Gabriel seguía llevándome ventaja.

Me distraje mirando a Aiden en el suelo mal herido y desangrándose y Gabriela aprovechó para saltarme encima fue entonces que pensé que ahí acabaría todo, pero no fue así. Aiden se fue contra Gabriel tomándolo por el pecho. No se de donde sacó fuerzas pero le dio un empellón tal que lo movió haciéndolo que me soltara y lo clavó en una de las rejas de metal del parque, el gran lobo lanzó un quejido de dolor al ser atravesado por aquellos hierros, salió de fase y tomó a Aiden por los hombros, antes de que pudiese safarse lo atrajo hacia sí clavando a mi amado también en los mismos, entonces una vez vengado su hijo, murió.
Corrí a tratar de ayudarlo pero las heridas eran graves, no se salvaría ni aunque lo llevase a un hospital. Salí de fase y lo abracé sacándolo de los hierros que le atravesaban el cuerpo, lo abracé y lo miré.

Me hizo prometer antes de morirse que yo viviría, que sería libre y que jamás regresaría a Bucarest, que hiciera mi vida y amara, que no le recordara con tristeza y sobre todo que no me perdiera a mi misma. Y así lo hice.

Aiden murió aquella noche del 25 de abril del 2008 en mis brazos.



Vagué un tiempo por parís y luego decidí ir a América, donde mi padre tenía la esperanza de ser libre, solo que esta vez no cometería los mismos errores, tenía que vivir, ser libre como Aiden deseaba. Así que empaqué mis cosas y me mudé a Estados Unidos. Para más exactitud a Forks Washington.

Pretendo cumplir la promesa hecha sin importar el que o el como, por que le murte de tantos, no pude ser en vano.



"...Atemorizado, corrí de un lado para otro; notaba en la boca el gusto a sangre y chocolate, lo uno tan repugnante como lo otro..."
El lobo estepario - Herman Hesse